Al lado del cruce de Shibuya también hay un lugar para la nostalgia: la estatua de Hachiko, un perro de raza akita que cada día iba a la estación de Shibuya a esperar a su amo, Eisaburo Ueno, un profesor de la Universidad de Tokyo que vivía cerca de allí y que murió mientras trabajaba en 1925.
Tras la muerte de su dueño, el perro iba cada día a la estación a esperarlo, búscandolo entre todas las personas que por allí transitaban, sin importar si hacía frío o calor, llovía o nevaba. Transcurrieron los días, las semanas, los meses y los años, por lo que Hachiko empezó a ser conocido y muy querido por los vecinos del barrio de Shibuya, quienes decidieron encargarle al escultor Teru Ando una estatua en bronce para que inmortalizara a Hachiko, el perro fiel. Esta estatua fue colocada en 1934 frente a la estación de tren de Shibuya, lugar donde solía esperar el can. Sin embargo, debido a su avanzada edad, Hachiko murió al año siguiente a los pies de la estatua, poniendo fin a 10 años de lealtad hacia su amo.
Posteriormente, durante la Segunda Guerra Mundial, muchas de las estatuas de Tokyo fueron fundidas para la fabricación de armamento, y la de Hachiko no fue una de las que se libraran. No obstante, era tal el cariño que los vecinos de Shibuya tenían hacia el perro fiel que constituyeron una sociedad que mandó construir otra estatua al hijo del escultor que fabricó la original.
Así pues es esta estatua la que podemos ver actualmente junto a la estación de Shibuya, casi siempre rodeada de gente ya que se ha convertido en uno de los lugares de encuentro más concurridos de Tokyo.
La historia de Hachiko, que fue enterrado junto a su amo en el cementerio de Aoyama, puede ser que te sea familiar, ya que en 2009 se estrenó una película basada en estos hechos. En español fue traducida como Siempre a tu lado, Hachiko y fue protagonizada por Richard Gere.
3 comentarios:
Un rinconcito legendario en una zona llena de visitas imprescindibles... ;) Como el oso y el madroño de Madrid. Es curiosa la relación, para nosotros, a veces, paradójica, de la cultura japonesa con la naturaleza: por un lado, tan, digamos, sagrada, y por otro tan sobreexplotada... :)Seguimos sin ver la versión cinematográfica de la vida de Hachiko, más por Gere que por el perro ;)
La demostración de lo que se dice tantas veces: el mejor amigo del hombre y uno de los más fieles.
Nosotros tampoco acabamos de ver "realista" a Gere en la vida de Hachiko... ;-)
Sí! Es muy curiosa la relación que hay en Japón entre la naturaleza y la sobreexplotación de algunas zonas, totalmente de acuerdo contigo, @viajesdeprimera.
Y bueno, es cierto que esto pone de manifiesto la lealtad del perro con el hombre, @SaltaConmigo. De hecho, hay más casos similares, como el de Greyfriars Bobby, en Edimburgo, o el perro Canela, en Cádiz.
Por cierto, yo no he visto la película, tan sólo el trailer.
Un saludo y gracias por vuestros comentarios!
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