Acababa de aterrizar en el aeropuerto de Frankfurt. Atrás dejaba más de dos semanas de aventuras por China y un vuelo de más de diez horas procedente de Pekín. Eran poco más de las tres de la tarde. El jet-lag parecía no existir, me encontraba bien, fresco, sin apenas cansancio. Mi avión hacia Barcelona no saldría hasta cinco horas después. No me apetecía en absoluto quedarme en el aeropuerto viendo pasar las horas, por lo que decidí hacer una visita relámpago a Frankfurt, la capital económica y financiera de la Unión Europea.
Skyline de Frankfurt |
Para llegar al centro de la ciudad de Frankfurt desde el aeropuerto tomé un tren S-Bahn en la Terminal 1 con dirección Offenbach Ost, si bien también se pueden tomar los que van hacia Hanau. Tras unos minutos de viaje, me bajé en la Estación Central de Fráncfort (Hauptbanhof Frankfurt) y me dispuse a caminar tranquilamente en dirección al centro de la ciudad.
Durante el paseo pude comprobar que Frankfurt es una ciudad de contrastes. En el mismísimo centro de la ciudad se levanta un conjunto de rascacielos que se encuentran entre los más altos de Europa. Este hecho le ha dado el sobrenombre de "Mainhattan".
Rascacielos de Frankfurt |
Entre estos edificios destaca la Main Tower y la torre del Commerzbank, que con sus 259 metros de altitud es el segundo rascacielos más alto de la Unión Europea y el primero de Alemania.
En esta concentración de modernos edificios se encuentra también el de la sede del Banco Central Europeo, sí, ese edificio que hemos visto hasta la saciedad en televisión, el que tiene a sus pies el símbolo del Euro.
Banco Central Europeo |
Muy cerca de aquí está el Römerberg, el casco antiguo de Fráncfort que alberga edificios de los siglos XIV y XV, muchos de los cuales fueron destruidos durante la Segunda Guerra Mundial y reconstruidos posteriormente.
Römerberg |
Justo al lado de la plaza de Römerberg se alza la catedral de San Bartolomé de Frankfurt (Dom), construida en estilo gótico.
Römerberg y torre de la catedral de Frankfurt |
Llegados a este punto, mi cuerpo empezó a notar el cansancio. La temperatura empezó a caer, al igual que mi ánimo. No obstante, continué caminando un poquito más para ver el río Meno. A sus orillas pude presenciar cómo el sol aceleraba su descenso. El atardecer ya había comenzado y mi visita relámpago a Frankfurt ya había terminado. Era el momento de regresar al aeropuerto para tomar el avión que me llevaría a Barcelona.
Atardecer junto al río Meno, Frankfurt |
No me da tiempo a ahorrar lo suficiente para ir visitando todos los lugares que nos enseñas con tu camara... quizas este verano! :)
ResponderEliminarAnai, todos estos lugares son de años y años de viaje, eh, jeje!
ResponderEliminarGracias por tus comentarios!