jueves, 18 de octubre de 2012

Un paseo por Roma al amanecer

Viajar a Roma era algo con lo que siempre había soñado. Había visto tantas imágenes de la ciudad en televisión, en libros de texto, en películas o documentales que a veces tenía la impresión de haber estado ya en la ciudad. No obstante, por mucho que hubiera leído o visto sobre la capital italiana, me quedé boquiabierto, asombrado, durante los paseos de mi visita a Roma.

Italia siempre me ha gustado. Tengo predilección por las ciudades europeas donde puedes perderte por sus cascos antiguos, yendo sin rumbo, descubriendo paso a paso sus edificios, sus cafeterías, observando a la gente local yendo de un lado a otro… Y Roma es ideal para hacer esto. El único problema es la masificación de turistas que sufre la ciudad. Es impresionante, impactante, la gente que pulula por sus calles. Cuánta gente habría cuando fui que ni siquiera me di cuenta de que estaba en la Fontana di Trevi por las hordas de turistas que había alrededor de ella. Llegado este momento, supe que si seguía visitando la ciudad de esa forma, me llevaría una mala imagen de Roma. Así que decidí verla de otro modo. Decidí pasear por Roma al amanecer, cuando caminar por sus calles es estar frente a frente con la historia, con los edificios, respirando la tranquilidad que se verá rota en cuestión de horas.


Fue poco lo que pude ver mientras la ciudad se desperezaba, ya que a veces las nuevas tecnologías te juegan una mala pasada y te hacen despertarte más tarde de lo que tenías programado; pero he de decir que la Roma atestada de turistas no se parece en nada a lo que vi de la Roma recién levantada: autobuses casi vacíos, pocos coches por la calle, personas barriendo las plazas envueltas en canciones italianas de otra época, trabajadores que, bostezando, caminan solitarios hacia su lugar de trabajo, el puente de Sant'Angelo totalmente desierto, la luz dorada del amanecer en una plaza de San Pedro sin un alma...

... la Via della Conciliazione muda, sin un solo coche…


Y lo que más impacta: la inmensidad, la majestuosidad de los edificios, grandes moles de piedra o mármol que te hacen sentir pequeño en la ciudad que una vez fue la capital del mundo.



El autor

José Luis es un andaluz afincado en Barcelona desde hace ya un tiempo. Su pasión es descubrir nuevas culturas, viajar y escribir. Por ello realizó estudios de traducción e interpretación, una forma bastante acertada de aunar estas tres aficiones. Se define como una persona inquieta y curiosa, adicto a los viajes y al chocolate y amante del deporte, sobre todo el tenis. Prefiere los lugares tranquilos y solitarios y los rincones por descubrir.

5 comentarios:

  1. Viendo tus fotos te das cuenta de que son las típicas de postal. Es cierto que Roma sufre la masificación constante de turistas y no te deja a veces disfrutar o sacarle el máximo partido a lo que te vas encontrando a cada paso...

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  2. Una gran pena no haber leído este blog antes de visitar Roma, de otra forma hubiese sueguido tu consejo y tienes mucha razón en que Roma es un hervidero de gente, de autos y de ruido. Leeré con detenimiento el resto de tus entradas y te felicito por el trabajo que has hecho. http://www.flickr.com/photos/88041187@N00/ Polycarpio, de México.

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  3. Muchas gracias por vuestros comentarios.
    Estamos de acuerdo en que la masificación de turistas enturbia la visita a las ciudades.
    Polycarpio, me alegra que te guste el blog y te den ganas de seguir leyendo entradas. Este tipo de comentarios me animan a seguir escribiendo.

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  4. Afortunadamente he tenido la oportunidad de viajar un poquito, de hacer varios erasmus y ver ciudades de lo más diferente pero Roma tiene algo especial. He estado como unas 6-7 veces y nunca me canso de volver. Ver estas fotos tan espectacular me confirma lo que ya pienso: SPETTACOLARE. Enhorabuena por el blog, José Luis. Yo también soy una amante de descubrir nuevas culturas, viajar y escribir, así que te entiendo perfectamente =)

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  5. mLo, gracias por tu comentario! Veo que tenemos varias cosas en común, jeje, Erasmus, viajes, escribir... y la admiración por Roma, a la que espero volver en breve. Un saludo!

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