La casualidad hizo que pasase por las Ramblas de Barcelona en el primer domingo del otoño. Otro domingo cualquiera a primera vista.
Otoño en las Ramblas de Barcelona |
Entonces, me pareció transportarme a aquel primer domingo de primavera en las Ramblas que presencié 6 meses antes: mismo escenario, mismas oleadas de personas que pasean arriba y abajo, charlan, se toman fotos y beben en la fuente de Canaletas…
Pero todo no es igual, el ánimo que se respira es diferente. Aquel domingo de primavera era un día radiante, luminoso, con el cielo de un azul intenso. Se respiraba una energía contenida que iría liberándose durante los meses siguientes. Ahora, esa energía parece haber desaparecido. El ritmo parece haberse ralentizado. El cielo, plomizo, hace que esa sensación se acentúe. Las hojas de los árboles, tostadas y secadas por los rayos del sol que día a día las ha ido abrasando lentamente, se descuelgan, caen, dejando atrás aquellos días de verde plenitud.
En parte, a las personas les pasa algo similar. Tras la inyección de adrenalina y energía que acompaña a los meses de buen tiempo, llega el periodo de nostalgia, de melancolía, de quietud, de anhelo de aquellos momentos vividos. Nuestra savia también parece haberse apagado.
Ahora toca prepararse para los meses de menos luz. Acaba un ciclo, pero comienza otro.
2 comentarios:
Ya veo que el otoño llega también a Barcelona... aunque creo que todavía tenéis una temperatura riquísima por allí. Nosotros ya andamos con la chaqueta de invierno... brrr! :)
Por cierto, te he dejado una cosa en el blog: http://www.lazapatilla.com/viajes/liebster-awards/ :)
Sí, Sonia! Hemos disfrutado de un auténtico veranillo de San Miguel, jeje! Pero ahora ya nos está visitando la lluvia de nuevo.
Por cierto, muuuchas gracias por tu nominación! :)
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