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miércoles, 2 de mayo de 2012

Hiroshima y la Cúpula de la Bomba Atómica - Viaje de sensaciones por Japón II

Hiroshima. Con tan sólo con pronunciar el nombre se me vienen a la cabeza imágenes inquietantes de lo que pasó aquí durante la Segunda Guerra Mundial. El 6 de agosto de 1945, a las 08:15 de la mañana, esta ciudad fue devastada en cuestión de segundos por la primera bomba atómica lanzada en el mundo. Resultado: más de 140000 personas fallecidas hacia finales de 1945, la mitad de ellas durante el día del bombardeo. 
Mi visita a Hiroshima iba a ser algo rápido, una escala entre la isla de Miyajima y Tokio durante mi viaje a Japón. A pesar de que la ciudad me despertaba mucho interés desde el punto de vista histórico, no esperaba mucho de ella, incluso estuve a punto de suprimirla del itinerario. Menos mal que no lo hice. Por razones de tiempo, sólo visité el Parque Memorial de la Paz de Hiroshima y las sensaciones fueron… indescriptibles. 


La Cúpula de la Bomba Atómica (conocida también como Cúpula Genbaku) es el edificio más próximo al lugar de explosión de la bomba que quedó en pie después del impacto. Fue construido en 1905 para la Exposición Comercial de la Prefectura de Hiroshima. El hipocentro se situó a unos 150 metros en la horizontal y a unos 600 metros en la vertical del edificio. La gente que se acerca a este lugar se queda muda. Hay un silencio extraño, una emoción contenida. La gente mira el edificio en silencio, a su aire, como absortos, imaginando probablemente lo que pasó allí hace menos de 70 años. Es una emoción rara, una bomba atómica cayó allí destruyéndolo todo y este edificio se salvó, no así las personas que había en su interior, que fueron fulminadas al instante. Mirando más de cerca los detalles, se pueden ver las vigas retorcidas, como si estuvieran hechas de plastilina en lugar de hierro.


Cruzando el puente sobre el río (lugar fijado como el objetivo de la bomba) se llega al resto del Parque Memorial, donde hay numerosos monumentos edificados posteriormente. De entre ellos destaca el Museo Memorial de la Paz de Hiroshima, inaugurado en 1955, donde se expone lo que ocurrió el día del bombardeo y se muestra información sobre las armas atómicas en el mundo. En el segundo pabellón del museo, se exhiben objetos personales y se cuentan experiencias de las víctimas. Esta parte es, en mi opinión, muy dura, llegando a rozar lo dantesco. Yo no pude ver ciertos objetos y fotografías.


Hiroshima fue otra parada más en el viaje de sensaciones por Japón, un país interesante por todo lo que se ve, pero mucho más por todo lo que es capaz de transmitir.

El autor

José Luis es un andaluz afincado en Barcelona desde hace ya un tiempo. Su pasión es descubrir nuevas culturas, viajar y escribir. Por ello realizó estudios de traducción e interpretación, una forma bastante acertada de aunar estas tres aficiones. Se define como una persona inquieta y curiosa, adicto a los viajes y al chocolate y amante del deporte, sobre todo el tenis. Prefiere los lugares tranquilos y solitarios y los rincones por descubrir.

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