Esta foto fue tomada pocos momentos después de llegar a Sighisoara, Rumanía, tras pasar toda la noche viajando en avión y en tren. Eran poco más de las ocho de la mañana y el sol comenzaba a salir tímidamente entre las nubes, dormidas aún sobre las montañas de los Cárpatos, en plena región de Transilvania. El silencio lo invadía todo, sólo se escuchaba el sutil discurrir de las aguas del río Tarnava a su paso por la localidad.
A pesar del cansancio del viaje, en esos momentos empecé a comprender que Sighisoara, conocida por ser la ciudad donde nació Vlad Tepes, inspirador de la leyenda del Conde Drácula, tenía una atmósfera especial. Lo que pude percibir durante el amanecer sólo fue un ligero aperitivo de todo el encanto y misterio que envuelve la ciudad.
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