Todo aquel que tiene la oportunidad de visitar la provincia de Jaén, ya sea de paso o a conciencia, no queda indiferente ante los paisajes con que esta zona nos deleita. Incontables hileras de olivos se extienden hacia el horizonte adaptándose a los desniveles del terreno y desafiando la gravedad en las zonas más montañosas.
Durante la campaña de la recogida de la aceituna (meses de noviembre a enero aproximadamente), los olivares se llenan de gente para recolectar la cosecha. Trabajan prácticamente de sol a sol, soportando las frías temperaturas de las primeras horas de la mañana y los calores del mediodía. Los días festivos vienen dados, en parte, por los caprichos del tiempo. Cuando llueve, la actividad se paraliza y los campos se quedan desiertos a la espera de que salga el sol, caliente la tierra y puedan entrar de nuevo a trabajar. Un día de descanso no amarga a nadie, pero a veces los días de lluvia, nieve o niebla hacen más acto de presencia de lo que a muchos les gustaría… Y comienzan los nervios, las miradas al cielo para ver cuándo saldrá de nuevo el sol.
En esta foto tomada en los olivares de Villacarrillo, en la provincia de Jaén, se observa un amenazador cielo de nubes que presagiaban una tormenta… una tormenta de aquellas que dan dos días de “vacaciones” (no pagadas para muchos) a los olivareros de la zona.
2 comentarios:
¡Qué bonita la foto!
Que bonita la foto, y saber que puedo presenciar esta imagen desde mi ventana... NO TIENE PRECIO!!!
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