La otra Venecia vive ajena a mapas y guías turísticas, navega tranquila, disfruta, saborea, sonríe, insinúa... Es una fría mañana de domingo en el barrio de Cannaregio y nos apetece pasear por sus líquidas calles calladas. Un cappuccino en un pequeño bar familiar nos reconforta y nos invita a despertar nuestros sentidos.
Llegamos al muelle desde el que parten los barcos hacia Burano, ¿por qué no? Esta pequeña isla nos abre los ojos hacia sus fachadas, según parece, pintadas de mil colores para que los pescadores las pudieran identificar a pesar de la habitual niebla de la laguna.
Los encajes artesanales de hilo son muy típicos de este pintoresco lugar, no en vano llevan confeccionándose desde el siglo XVI. A lo largo de la calle principal se suceden tiendas y puestos que exhiben mantelerías, abanicos, sombrillas...
Casi sin querer nos hemos colado discretamente en la Venecia que vive, que trabaja, que estudia y que aprovecha los domingos para tomarse un aperitivo con familia y amigos. La otra Venecia.
La autora María es traductora jurídica de profesión y vocación. Le apasionan el realismo mágico, cocinar para comensales agradecidos y, por supuesto, viajar. Barcelonesa de padrón pero gallega de corazón. Se confiesa adicta al chocolate y a la música inclasificable.
1 comentarios:
Excelente visión de la otra Venecia!
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